Francisco Álvarez Campana
El nombre de Francisco Álvarez Campana supo ser
uno de los más conocidos en el Buenos Aires colonial. Tal fue su
fama que uno de sus campos, recostado sobre el Paraná de las Palmas,
recibió de la fuerza de la costumbre -esa "posesión inmemorial"- el
nombre de Rincón de Campana, nombre que respetaron sus últimos
dueños, los hermanos Costa, al fundar un pueblo en esas tierras.
Francisco Álvarez Campana fue uno de los más
destacados comerciantes de esa ciudad que crecía a paso firme.
Proveniente de una familia de comerciantes gaditana, llegó a ser uno
de los más encumbrados hombres de comercio de la ciudad de Buenos
Aires. (....) Su padre, Bernardo Álvarez Campana y Montes de Oca
estaba matriculado en el Consulado de Cádiz desde 1737, y fue
reemplazado por Francisco en el mando de los negocios de la familia.
Desde entonces el mayor de los nueve hermanos emprendió varias
empresas exitosas entre Cádiz y distintos puertos de Centroamérica.
(....)
En su afán de establecerse y vincularse en la
sociedad de Buenos Aires, los mercaderes recién llegados optan por
una serie de estrategias en las que la búsqueda de prestigio se suma
a la necesidad de insertarse en las redes de negocios: ingresar al
Cabildo y casarse con la hija de un comerciante ya consolidado
fueron algunas de ellas. Francisco apostará a una institución que en
su ciudad de origen era un envidiado espacio de sociabilidad y
buenas relaciones: La Hermandad de la Caridad. (....) Francisco dará
a la institución un impulso notable, creando y financiando él mismo
un Colegio de Niñas Huérfanas, un Hospital de Mujeres y proyectando
un hospicio para niños expósitos que se haría realidad años después.
Operaciones mercantiles fallidas y malos consejos
en las dependencias, hacen que sus acreedores embarguen sus bienes
(incluidas sus estancias y entre ellas el "Rincón de Campana") y sea
encarcelado. A pesar de estas contingencias nunca deja de sostener a
su madre, a quien remite dinero, e incluso un par de esclavos
negros.
Recién en 1772 será liberado, luego de que su
hermano José, Tesorero de las Reales Cajas de Veracruz, lo auxiliara
proponiéndose como fiador de sus cuantiosas deudas. Pero Francisco
muere al año siguiente, siendo enterrado en la Capilla de San Roque,
que la Tercera Orden de San Francisco posee en el mismo terreno de
la iglesia de San Francisco. |